Identificación

Dr. Kepa Matilla (Psicoanalista - Psicólogo clínico) y Dra. Ana Lucas (Psicoanalista - Psicóloga sanitaria)

domingo, 29 de mayo de 2016

XV JORNADAS ESCUELA LACANIANA DE PSICOANÁLISIS. MUJERES UN INTERROGANTE PARA EL PSICOANÁLISIS

https://elp.org.es/2016/05/5873/


Mujeres.
Un interrogante para el psicoanálisis.
 


Un lazo especial liga al psicoanálisis con las mujeres. Fueron ellas quienes le abrieron a Sigmund Freud las puertas del inconsciente y lo condujeron a la creación del psicoanálisis. Desde entonces, la pregunta freudiana “¿qué quiere la mujer?” es central para la práctica analítica.

Sobre la cuestión de la femineidad han meditado los hombres en todos los tiempos, pero no solo ellos han sudado ríos de tinta y de pasión frente a este  misterio: también a ellas les afecta.

El psicoanálisis demuestra que lo femenino, “por la naturaleza de las cosas, que es la de las palabras” , constituye el prototipo de la alteridad para todo ser hablante.   Existen “las mujeres”. Son ellas las que acuden al psicoanálisis ofreciendo una variedad de figuras, tanto más diversas cuanto que no existe la esencia que definiría lo que es “La Mujer”.

El enigma de lo femenino sigue perturbando la pretendida universalidad de los ideales y de los valores establecidos. El psicoanálisis de orientación lacaniana revela que todo intento de reducir la diversidad femenina a la totalidad de un universal, produce daños en la subjetividad y en la cultura que pueden resultar irreparables. Jacques-Alain Miller, interpretando la actualidad, ha señalado que la aspiración a la virilidad, clásicamente descrita por Freud, ha sido sustituida hoy por una aspiración a la feminidad. Este cambio no se deriva solamente del auge del feminismo o de la inclusión de las mujeres en la cultura, la economía y la política, sino que se debe, fundamentalmente, al avance de una sociedad que va acostumbrándose a la disolución de los ideales normativos, en particular de aquellos que pretenden regular las relaciones entre los sexos.

Al mismo tiempo, el odio y el repudio a las mujeres sigue vigente. El esfuerzo por frenar la violencia de género mediante campañas educativas y de prevención, no parece producir más que un registro estadístico de casos sin obtener los resultados que se esperaban. No olvidemos que hay lugares del mundo donde las mujeres son objeto de un rechazo y de una degradación culturalmente admitida en todos los niveles de la vida pública y privada.

Los cambios producidos en las sociedades contemporáneas occidentales han modificado los roles que clásicamente daban un sentido y un lugar a las mujeres.
La mujer actual puede jugar la partida de su vida en la lógica masculina, tanto en el plano erótico, como en el profesional. Sin embargo, esta estrategia tiene sus inconvenientes: cuanto más funcionan como “ellos”, más se pierden a sí mismas. La  experiencia clínica nos enseña que la separación entre amor y sexo conduce a muchas mujeres al sufrimiento, pues el amor, en sus distintas formas, sigue siéndole a la mayoría de ellas imprescindible.

Hablar-amar-gozar es la secuencia habitualmente necesaria en la vida erótica de las mujeres. Ellas pueden dirigir una y otra vez su demanda de palabras contra el muro de un partenaire hermético, o quedar deslumbradas por aquel o aquella cuyas palabras las transportan a un estado de felicidad extra-ordinario.

En el extremo,  encontramos cierta “locura” femenina derivada de la búsqueda de un amor absoluto por el que algunas estarían dispuestas a darlo todo: su dignidad, sus bienes e incluso la vida. El estrago, entendido como una devastación que no conoce límites, es el precio que esas mujeres pagan por su demanda insaciable de amor.
En síntesis: la relación entre los sexos se convierte en un asunto de discurso asegurado a perpetuidad. El deseo es una búsqueda inacabable y el amor un modo de “salvar” los escollos. En ese sentido, el presente no difiere del ayer o del mañana. La femineidad fue, es y seguirá siendo objeto de interrogación constante.

Lo novedoso es que al discurso dominante no le interesa abordar las grandes preguntas. Vivimos en el tiempo de las respuestas para todo, de las que provienen de la ciencia con su causalidad genética y neurológica, de las que nos llegan de la psicología en términos de adaptación de la conducta o de las que ofrece la técnica con su voluntad ilimitada de actuar sobre lo más íntimo de la vida humana.

Es un espejismo creer que mediante el estudio del genoma o del cerebro la verdad del ser hablante llegará a revelarse, dado que existe un límite infranqueable del que ningún saber puede dar cuenta. La mujer es uno de los nombres de este límite.  Por otra parte, constatamos la aparición de nuevos semblantes y formas inéditas de “apareamientos”: están las mujeres que se convierten en hombres, las que acceden a la maternidad mediante el esperma o el óvulo de donantes anónimos, las que se casan con otra mujer, las que están solas, las que dirigen empresas y las que hacen cuadrar ejércitos.

La clínica psicoanalítica nos demuestra que en esos laberintos existe la posibilidad de que una mujer pueda encontrar su propia solución. Se trata de orientarse según el modo singular de goce de cada cual y darle la dignidad que merece.
           
Jacques Lacan nos invita a dejarnos interrogar por lo femenino, a sabiendas de que nunca podrá ser dicho en su totalidad, lo que no impide que el discurso analítico pueda proporcionar algunas referencias sobre las mujeres, una por una.

Sáez Aguado defiende la coexistencia del psicoanálisis y la psiquiatría clínica moderna en el Sacyl


  • El consejero de Sanidad reconoció que hay muchos representantes de La Otra Psiquiatría en Castilla y León, de los que muchos de ellos ejercen en la red pública y están cómodos con el sistema


Ical - viernes, 13 de mayo de 2016

El consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, defendió en Valladolid durante la inauguración de las XIII Jornadas de la La Otra Psiquiatría la coexistencia del psicoanálisis, más centrado en el paciente, con la psiquiatría moderna en la organización de la Salud Mental del Servicio Público de Sanidad de Castilla y León (Sacyl). "Tenemos un sistema que facilita el componente profesional con diferentes orientaciones porque los aspectos más somáticos y biológicos deben ser compatibles con los psicológicos", apuntó.

En ese sentido, Sáez Aguado reconoció que hay muchos representantes de La Otra Psiquiatría en Castilla y León, de los que muchos de ellos ejercen en la red pública y están cómodos con el sistema.

El consejero apuntó que La Otra psiquiatría es un movimiento "interesante" que no forma parte del discurso hegemónico de la psicología y psiquiatría clínica ya que su "centro de atención" son los pacientes más que la enfermedad en sí.
No en vano, recordó que estos profesionales apuestan por el contacto clínico con los enfermos y no solo por los diagnósticos y los tratamientos, tal y como propugna la psicología clásica y el psicoanálisis. A su juicio, es una práctica "muy higiénica" para la atención a la Salud Mental.

Además, destacó que es un movimiento preocupado por la formación de residentes en Psiquiatría y Psicología Clínica y es algo que valoró al considerar que es un "muy buen complemento" para los profesionales. Y que, precisamente, una parte importante de esos profesionales que apoyan La Otra psiquiatría provenga de Castilla y León, en concreto de Valladolid.
Uno de ellos es el especialista en Psicología Clínica del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, José María Álvarez, que apuntó que La Otra psiquiatría es un movimiento no hegemónico pese a representar los valores de la "auténtica clínica" psicológica y psiquiátrica frente a la "psiquiatría oficial que no nos interesa".

Álvarez, que también es organizador de las jornadas que tienen hasta este sábado en Valladolid, manifestó que con el tiempo habrá un giro entre ambas prácticas. Sobre todo, una vez que la psiquiatría hegemónica "con todo el poder del mercado, los laboratorios y las cátedras universitarios se acabe aburriendo de sí misma".

En ese sentido, aseguró que se trata de un discurso "repetitivo" que no atrae a los residentes que acuden a formarse en Psiquiatría y Psicología Clínica en los hospitales. En su opinión, "todo lo que van a hacer en su vida profesional lo aprenden en unos meses con unas recetas y unas técnicas, por lo que se sienten estafados al ser una especialidad plana".
Este especialista en Psicología Clínica reconoció que el movimiento que defienden tiene un recorrido lento, por lo que habrá que esperar a que esta tesis llegue a las facultades de Medicina. "A lo largo de la historia de la clínica siempre ha habido un movimiento pendular que va de lo psíquico a lo somático y ahora estamos en el momento más alto de lo somático, del cerebro y la neurofisiología que llegará su desgaste", aseveró.


Uso de medicamentos

José María Álvarez reconoció la necesidad de utilizar los fármacos para el tratamiento de los enfermos que atienden los servicios públicos de salud. Eso sí, no los consideró "prioritarios" porque abogó por mejorar la relación con los pacientes para "conocer su sufrimiento" o los tipos de dispositivos asistenciales.
"Eso es mucho más terapéutico que dispensar medicamentos porque la solución farmacológica se convierte al final en un problema más", sentenció. También, declaró que el facultativo "siente gran poder" al administrar tratamientos, recomendaciones o dar bajas o ingresos pero, a su juicio, es un "títere en manos de una ideología pseudocientífica y de unas grandes corporaciones de laboratorios que usan al médico para extender el comercio de los medicamentos".